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Promo del Blog "La Era de la Biopublicidad"

El Génesis de la Biopublicidad: Adán y Eva

Siguiendo con esa bicefalea innata de la que hablábamos en otro post anterior, hoy comienza aquí una entrega especial en la que se tratará el origen de la Biopublicidad.

Seguramente, todos los que lean este artículo habrán sido testigos de las evoluciones de la campaña de concienciación "Doce Meses Doce Causas", una iniciativa solidaria de Telecinco por el que la cadena de televisión se comprometía a dedicar voluntariamente parte de sus contenidos y recursos a informar sobre una causa social diferente a lo largo del año, desde que iniciara su andadura allá por diciembre de 1999.

Se podrá estar más o menos de acuerdo con su política de calidad de contenidos, pero como en este campo llevan por bandera desde sus orígenes la ausencia de búsqueda de beneficios comerciales, se les debe conceder, al menos en este aspecto, el beneficio de la duda hasta que se demuestre lo contrario.

Dicha campaña incide desde entonces y con periodicidad mensual, en un tema de relevancia social para contribuir positivamente en la mejora de la vida del prójimo. Nos encontramos (de nuevo, hasta que se demuestre lo contrario) ante un claro ejemplo de lo que en un post anterior llamábamos Biopublicidad Responsable.

Por poner un ejemplo: este mes de septiembre, Telecinco ha dedicado su causa al Desarrollo Sostenible mediante la emisión de un spot en el que se muestra al espectador la lucha diaria de una joven pareja por cuidar a su inquieto bebé, que no permite a sus padres descansar ni de madrugada porque, como reza su slogan final, Igual ya sabe cómo le estamos dejando el planeta.


La propia compañía, Telecinco, se considera a sí misma pionera en este tipo de iniciativa al ser, hasta ese momento, inédita en el mundo audiovisual. Por ello, hablamos de Telecinco y su campaña Doce Meses Doce Causas como el Adán y la Eva de la Biopublicidad.

Sin embargo, desde una visión biopublicitaria del mundo y teniendo en cuenta la teoría filosófica que incide en que el Mal habita en el interior del Hombre desde el momento mismo de su creación, es muy probable que muchas de las empresas que han incidido en este tipo de aventuras solidarias en etapas posteriores lo hayan hecho únicamente por subirse al carro ganador, sin importarles realmente el bien común y buscando principalmente, un lavado de cara.

Estaríamos, por tanto, ante claros ejemplos de Biopublicidad Errática. Pero eso ya será en el próximo post de esta entrega especial: El Clan del Caín Biopublicitario.

Biopublicidad: un arma de doble filo

Como bien comentó ayer Cristina en el primer post, muchas empresas buscan conseguir una imagen de marca positiva a través de la Biopublicidad. Sin embargo, ello no siempre les asegura el éxito esperado.

La sociedad (cada vez más exigente con los comportamientos que las entidades mercantiles muestran al exterior) se ha especializado en descubrir a aquellos que les intentan vender gato por liebre y aunque esta maestría se ha ido perfeccionando en los últimos años, el concepto no es ninguna novedad.

Ya en el siglo XVII, Thomas Hobbes se apropió de la cita más famosa de Plauto (200 a.C.), Homo homini lupus, para transformarla posiblemente en una de las más importantes de la Historia: el Hombre es un lobo para el Hombre. Y es que, según defienden algunas corrientes filosóficas, el Mal habita en el interior del Hombre desde el momento mismo de su creación, por lo que a nadie debe extrañar que la mentira o la manipulación deliberada sea la línea maestra que rige la vida de ciertas personas o entidades que tienen como único objetivo hacer ver al resto que son los más buenos, bonitos y/o baratos.

Lo cierto es que en cualquier faceta de nuestra vida cotidiana no son pocas las ocasiones en las que debemos diferenciar claramente entre lo que debe ser y lo que realmente es. Entre la teoría y la práctica. Y digo esto porque no se debe confundir entre lo que debería aportar la Biopublicidad a la sociedad (teoría) y lo que en muchas ocasiones realmente aporta (práctica).

De hecho si profundizamos un poco, muchas veces descubrimos una bifurcación formada por una Biopublicidad Responsable (teoría) y una Biopublicidad Errática (práctica) que únicamente serán diferenciables por la aparición o ausencia de, al menos, estas tres variables: Concienciación Social, Valores Ecológicos y principalmente, Buena Fe.

Por tanto se puede afirmar que la sociedad se enfrenta ante un arma de doble filo: una Biopublicidad bicéfala con la que tendrá que lidiar y decidir si finalmente es merecedora de su respeto y admiración o si por el contrario, le debe mostrar su más profundo rechazo ante tales posturas hipócritas.

Una nueva conciencia social

"Queramos o no, el mundo en el que vivieron nuestros antepasados se ha ido transformando, poco a poco, en un espacio bien distinto en el que ya casi nada es lo que parece.

Y es que con la llegada del nuevo milenio y el desarrollo de las nuevas tecnologías ha emergido a la superficie, repentinamente, una conciencia común en la sociedad que exige a las empresas un mayor compromiso en todas las cuestiones relacionadas con el medio ambiente, la ecología, las energías renovables y el desarrollo sostenible.

Por su parte, las entidades han asumido esta difícil tarea e inmediatamente, con el fin de dar una respuesta adecuada a aquellos que les exigen mayor transparencia y un pensamiento basado no sólo en los beneficios económicos sino también en la sostenibilidad y viabilidad del planeta, han centrado sus acciones en dos vías de actuación claramente identificadas: a nivel legal, el impulso de una cuidadosa y modélica Responsabilidad Social Corporativa (RSC) mientras que a nivel emocional, un desarrollo de acciones biopublicitarias que debían demostrar visual y emocionalmente a la sociedad hasta qué punto la empresa está comprometida con el futuro y el bienestar de sus hijos".
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Estimado lector. Con estas líneas comencé hace años un breve artículo que envié a una revista latinoamericana pero que por desgracia, hasta hoy, nunca había visto la luz. Yo era muy joven y en su opinión, falto de experiencia para que algo escrito por "un niño" apareciera en uno de los mayores referentes del sector de la literatura publicitaria.

Por todo ello hoy, con casi 10 años más a mis espaldas, he querido desquitarme y he comenzado mi blog personal titulado "La Era de la Biopublicidad" (Biodvertising si queremos hacer una traducción libre al inglés) en el que iré analizando este fenómeno y todo lo relacionado con él. Espero que el futuro nos sea fructífero y podamos recorrer, juntos, un largo camino en el interesante mundo de la Biopublicidad.